FUNDAMENTOS

EL PAPA FRANCISCO Y EL BUEN SAMARITANO

ELBUEN SAMARITANO

NOS MUEVE EL AMOR


Él nos amó primero. “Amaos los unos a los otros”:


La fraternidad. Lo que nos mueve al amor es sabernos queridos por Dios y enviados a amar a los demás. La experiencia de ser amados por Dios nos posibilita amar a los hermanos.


El amor, origen y destino de lo humano. El amor es origen de lo humano, tanto de lo comunitario como de lo individual. Si falta, tanto la sociedad como el individuo se deshumanizan. El Reino, como promesa de Dios para la humanidad, es amor. Así, el amor es también destino de lo humano.


El amor se concreta socialmente en la justicia. El amor se va realizando en la historia, no es sólo futuro. Se concreta en el establecimiento de las relaciones humanas regidas por la justicia, el bien común, el destino universal de los bienes y los demás principios de la doctrina social de la Iglesia.


Y se trasciende en la caridad. La caridad incluye la justicia, pero la trasciende, dándole sentido pleno en Dios. La caridad reconoce lo parcial del amor humano y de sus realizaciones prácticas. La caridad hunde sus raíces en la fe en Dios. Es una forma de situarse en Cristo a la hora del quehacer por la justicia y por la solidaridad.


LA PERSONA COMO CENTRO


  • La persona, todas y cada una son la máxima preocupación de nuestra acción. Somos hijos de Dios.


  • La dignidad inalienable de la persona. La dignidad de las personas, en cuanto hijos e hijas de Dios, es el valor que sustenta nuestro modelo de acción social. La persona es un ser integral, único e irrepetible que posee potencialidades y capacidades.


  • Ser en relación, ser social. Lo social, la relación con los otros, forma parte de lo humano de manera inseparable de lo individual. La forma social propia de lo humano es la comunidad; en cuanto sociedad cimentada en la solidaridad, se despliega en un territorio igualmente cargado de simbolismo.


  • Ser creador. Tanto la persona como la sociedad de la que forma parte, están haciéndose, no están completas. Vivir es colaborar en la obra creadora de Dios.


  • Así las personas no se pueden entender sin condición de sujetos protagonistas de esa construcción
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